Trenes, bicicletas y coches eléctricos: cómo el transporte sostenible supone una oportunidad de inversión desconocida

Europa y algunos países latinoamericanos como Colombia y México están apostando tanto por el fomento del ferrocarril como por las zonas de bajas emisiones. En el mes Mundial del transporte sostenible analizamos el auge de los nuevos métodos de desplazamiento de los ciudadanos en aras de reducir las emisiones contaminantes.

En 2024, la financiación del transporte sostenible aumentó un 42%, llegando a los 19.000 millones de euros, según un informe de Oliver Wyman. Si los datos del presente son llamativos, los del futuro lo son más. De acuerdo con otro informe, en este caso de EIT Urban Mobility, perteneciente al Instituto Europeo de Tecnología, en los próximos 25 años será necesario invertir 1,5 billones de euros en sostenibilidad, incluyendo 500.000 millones para la movilidad sostenible.

Con estos datos sobre la mesa, y para conmemorar que la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 26 de noviembre como el Día Mundial del Transporte Sostenible, con el objetivo de dar valor al crecimiento sostenible y a la mejora del bienestar social mediante alternativas de transporte más respetuosas con el medioambiente, analizamos este pujante sector.

¿Qué es el transporte sostenible?

Lo primero es entender a qué se refiere la ONU con “transporte sostenible” para comprender mejor la dimensión del sector, así como las posibles oportunidades de inversión. Esta es la definición que dio el organismo: “La prestación de servicios e infraestructuras para la movilidad de personas y mercancías, avanzando el desarrollo económico y social en beneficio de las generaciones actuales y futuras, de manera segura, asequible, accesible, eficiente y resiliente, mientras se minimizan las emisiones de carbono y otros impactos ambientales”.

Además, el transporte sostenible aparece también en varios puntos dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) anunciados por la ONU en su famosa Agenda 2030. Concretamente, en el punto 11 se señala la necesidad de avanzar hacia ciudades “sostenibles, con movilidad urbana y reducción de la contaminación”. Mientras, en el punto 13 se menciona “la acción por el clima (mitigación del cambio climático mediante transporte bajo emisiones)”.

Por tanto, el transporte sostenible afecta tanto a la movilidad privada de personas como al transporte público y también a las mercancías, que se mueven por tierra, mar y aire.

¿Cuáles son las alternativas del futuro?

En Europa se está apostando tanto por el fomento del ferrocarril como por las zonas de bajas emisiones. En el caso de Francia, se ha optado por reducir los vuelos cortos dentro del país cuando exista una alternativa en tren y, en España, el Gobierno está estudiando implementar una medida similar. Además, las grandes ciudades han implantado zonas de bajas emisiones para limitar el transporte de vehículos contaminantes.

En algunas ciudades latinoamericanas, como Bogotá, Ciudad de México o Curitiba, han adoptado un sistema de autobuses de tránsito rápido para reducir la movilidad en transporte privado y fomentar el transporte público. Más allá, en China se está apostando con fuerza por los vehículos eléctricos y los trenes de alta velocidad.

Todas estas alternativas abren la puerta al desarrollo de áreas tan variadas como la digitalización de la logística, el carsharing, la micromovilidad con la expansión de las bicicletas y patinetes eléctricos, la creación de nuevas infraestructuras para ferrocarriles de alta velocidad, la búsqueda de nuevas fuentes de energía como los coches eléctricos o de hidrógeno e incluso el combustible ecológico.

Estas son las oportunidades de inversión en la movilidad sostenible

  • Electrificación: La transición hacia los vehículos eléctricos crecerá a un ritmo (CAGR) del 9,82 % entre 2024 y 2028, según datos recogidos por Statista. Esto implica que solo el mercado de baterías eléctricas para coches pasará de tener un peso de 14.990 millones de dólares en 2016 a 93.940 millones en 2026. Con estos datos, se abren oportunidades tanto en las compañías automovilísticas mejor posicionadas como en toda la cadena de suministro implicada: cargadores para vehículos, empresas de energía renovable para la carga de estos o fabricantes de baterías eléctricas, entre otros.
  • Infraestructura: La movilidad sostenible requiere un gasto elevado en infraestructuras. De hecho, si se tiene en cuenta el Informe Global de Perspectivas de Infraestructuras, se puede observar que es necesaria una inversión de 2.000 millones de dólares al año hasta 2040 para poder hacer frente a los cambios propuestos. Cuando se habla de infraestructuras en este punto, se incluye tanto la mejora de las propias carreteras como la ampliación de las alternativas de transporte público, el establecimiento de puntos de carga para vehículos eléctricos y otra serie de mejoras que buscan reducir las emisiones. Como ejemplo está la ciudad de Shenzhen, en China, que es la primera urbe del mundo con todos los autobuses urbanos eléctricos. Un cambio que ha supuesto una reducción del 48% en las emisiones de dióxido de carbono y un ahorro anual de 14.000 dólares por cada autobús (112.000 en el caso de los 98.000 autobuses diésel convertidos en eléctricos).

Nuevas opciones de movilidad urbana

Las nuevas opciones de movilidad urbana representan un mercado de 260.000 millones de dólares, según publica Oliver Wyman. Lo más llamativo es que los ingresos crecerán a un ritmo del 10% anual durante la década, frente al 5 % del transporte convencional.

Entre esas opciones se encuentran la expansión de los patinetes y bicicletas eléctricas, los vehículos compartidos, los servicios de recarga de vehículos o los servicios de aparcamiento inteligente, con gran auge en Norteamérica.

Una rentabilidad que supera el 10% anualizado

Si se mira uno de los índices más conocidos en todo el mundo que engloba a empresas dentro del campo de la movilidad eléctrica, como es el STOXX Global Electric Vehicles & Driving Technology, se observa que su rentabilidad supera el 10% anualizado desde el año 2019. Un retorno muy atractivo para un sector que es presente y que tiene una gran expansión futura.