Cómo afecta el cambio climático a las inversiones

No es un secreto que el cambio climático nos afecta de diversas formas, entre ellas, que impacta el perfil de riesgo de muchas industrias y empresas en las que los inversionistas antes inyectaban capital con relativa tranquilidad.
Ante dicho panorama, los expertos afirman que hay dos maneras de enfrentarlo.
El primero, consiste en reexaminar los criterios de inversión, ligados con los efectos del cambio climático que puedan constituir riesgos potenciales para las inversiones. Así mismo, comprender que no sólo se trata de evaluar sino de manejar dichos riesgos (físicos, legales, de políticas públicas, de transición, entre otros) considerando esta nueva variable.
El segundo es, a través de la visualización de oportunidades de negocio emergentes creadas por una nueva economía que tiene como objeto la descarbonización de las naciones y respondiendo a las exigencias de mercados internacionales, las demandas del consumidor, la legislación interna y las nuevas políticas públicas en materia ambiental. Señales que indican hacia dónde dirigir la mirada en materia de inversiones.
Y es que, industrias de todos los sectores, como la minera, la energética, la alimentaria y la de transporte, experimentan los efectos de la creciente presión regulatoria en cuanto a emisiones de gases, ello aunado a los cambios en los hábitos de los consumidores y el desarrollo de nuevas tecnologías más limpias que hoy en día acaparan el interés de los inversionistas.

¿Cómo podemos frenar el cambio climático mediante la inversión?
Los inversionistas juegan un papel muy importante en el objetivo de frenar el cambio climático. Su decisión de invertir de forma socialmente responsable puede marcar la diferencia en muchos ámbitos y, por ello, impulsar las inversiones de impacto es vital.
Inversiones sustentables
Las inversiones sustentables son aquellas que contribuyen a la preservación y eficiencia en materia ambiental; por ejemplo, aquellas enfocadas en energías renovables, consumo de materias primas, explotación regulada del agua y suelo, gestión de residuos, control de la emisión de gases de efecto invernadero, protección de la biodiversidad y economía circular. En dicha categoría entran también, aquellas que contribuyen a un objetivo social; como lo es la lucha contra la desigualdad, la integración y cohesión social, así como el fortalecimiento de las relaciones laborales.
A este respecto, en América Latina y el Caribe, la inversión en bonos verdes, se multiplicó por ocho durante los últimos cinco años. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el 2020 vio un aumento en los bonos verdes con un volumen de 12,500 millones de dólares.
Dada la vulnerabilidad de la zona, se estima que la región requerirá unos 50,000 millones de dólares anuales para abordar eventos vinculados con el cambio climático, así como 150,000 millones para acciones de mitigación en este sentido.
Los expertos destacan, además, el potencial de la región para las inversiones, al ser la mayor fuente de biodiversidad del mundo, y contar con una basta matriz de energía limpia, así como tener grandes áreas de oportunidad en cuanto a infraestructura se refiere.
De esta manera, la energía es el sector más financiado a través de bonos verdes, con la mitad de las asignaciones a proyectos de energías renovables, principalmente eólicos y solares, en tanto, que los de edificaciones y agua, dos de los más financiados mundialmente están entre los más bajos de la región, con el 4% cada uno.
El informe bienal Global Sustainable Investment Review 2020, publicado por la Alianza Mundial para la Inversión Sostenible (GSIA, por sus siglas en inglés) muestra la prevalencia de la inversión sostenible en todo el sector de la inversión mundial, con activos gestionados que ascienden a 35.3 billones de dólares, lo que supone un crecimiento del 15% en dos años, y en total equivale al 36% de todos los activos gestionados.
Como podemos observar, el panorama climático mundial está reorientando las inversiones hacia nuevas oportunidades de negocio que además de redituables son más amigables con el medio ambiente.
Noticias relacionadas
-
¿Cómo conciliar objetivos de inversión financiera con el desarrollo sostenible?
En 2015, la ONU adoptó una agenda para el Desarrollo Sostenible estableciendo 17 objetivos que contemplan, en términos agregados, el enfoque social, económico y ambiental que en conjunto buscan acabar con la pobreza y el hambre, proteger el planeta y garantizar que la humanidad disfrute de paz y prosperidad.
-