Aunque gran parte de ellas no podrán pagar su deuda…

Es difícil saber cuándo o cómo, pero como inversores patrimoniales debemos aceptar y prever el hecho de que algunas de estas compañías no podrán hacer frente al pago de toda su deuda por diferentes motivos.

Muchas de ellas no podrán soportar la siguiente recesión económica, otras se verán claramente perjudicadas por la eventual subida de tasas por parte de los bancos centrales y otras simplemente cesarán su actividad como consecuencia del aumento exponencial del nivel de su deuda con respecto a sus fondos propios.

… por lo que es más importante que nunca la diversificación en carteras…

Incluso siendo optimistas en el corto plazo e incorporando a las carteras compañías o empresas aparentemente de primer nivel, debemos aplicar el principio de prudencia y pensar que en algún momento  lo razonable es que alguien (empresas, individuos y países) no pueda hacer frente a los pagos de su deuda en el medio y largo plazo.

…tanto en número de emisiones como en sectores y países.

La diversificación no sólo debe entenderse como el número de emisiones o bonos que tenemos en la cartera, también hay que asegurarse que la misma está debidamente diversificada en términos de sectores y países.

Como regla general, diremos que una cartera de bonos de grado de inversión deberá tener al menos 25 emisiones, mientras que si las empresas tienen un grado de inversión menor, entonces el mínimo número a tener en cartera debería de ser de al menos 75 títulos. La incorporación de títulos siempre tiene un efecto positivo en términos de diversificación y no tiene por qué perjudicar a la rentabilidad siempre y cuando la TIR de los bonos incorporados sea igual o superior a la de la cartera.

Dado los elevados niveles de deuda, y teniendo en cuenta que nuestro principal objetivo es el mantenimiento y capitalización del patrimonio en términos reales, ahora más que nunca consideramos fundamental la diversificación en las carteras de inversión.