La evolución de la inversión socialmente responsable

Seguramente ya has escuchado sobre inversión socialmente responsable. La demanda por inversiones más sostenibles empieza a finales del siglo pasado y la adaptación de las empresas a este concepto está todavía en constante evolución.
La inversión socialmente responsable (ISR) es una disciplina de inversión que tiene en cuenta criterios basados en la sostenibilidad medioambiental, social y en el buen gobierno corporativo (criterios ESG por sus siglas en inglés, Environmental, Social, and Governance).
Históricamente, para realizar una estimación del valor a largo plazo de una empresa, los inversores se han basado en analizar sus fundamentales en base a métodos ‘tradicionales’: estimaciones de ingresos, costes, endeudamiento, etc. Sin embargo, cada vez con una mayor intensidad, se están incorporando nuevas métricas para valorar el buen desempeño de las compañías y su valor a largo plazo.
Las métricas ESG
Los criterios ESG abarcan una variedad de cuestiones: por un lado, respecto al cuidado del medio ambiente por parte de la empresa analizada (emisiones de gases de efecto invernadero, tratamiento de residuos, contaminación, etc.). Por otra parte, las sociales, que valoran como trata la compañía a las personas (condiciones laborales de los empleados, diversidad e igualdad de oportunidades, trato a proveedores, clientes, etc.).
Finalmente, se incorporan criterios de gobierno corporativo, que analizan la gestión de la empresa (transparencia, composición del consejo de administración, políticas de control de corrupción y malas prácticas, estrategias fiscales, remuneración de directivos, etc.).
Los comienzos
Es a partir de finales de la década de los 90, cuando crecen las voces que apuestan por no sólo incorporar factores relacionados con los beneficios para valorar una empresa sino que creen que es necesario incorporar métricas de sostenibilidad en el análisis.
En 1999, se crea el primer índice mundial construido siguiendo criterios de sostenibilidad: el Dow Jones Sustainability Index. Su lanzamiento supone un gran paso en el ámbito de la inversión sostenible. Este enfoque ha ido evolucionando hasta el concepto ESG actual, que representa la piedra angular de la inversión sostenible y responsable.
En la actualidad
No obstante, todavía existe mucha ambigüedad en cuanto a qué se entiende exactamente por ESG y cómo los inversores pueden recopilar datos ESG relevantes e incorporarlos a su proceso de toma de decisiones de inversión. En este sentido, se espera que durante los próximos años se produzcan importantes avances y una mayor homogeneización en las metodologías de análisis ESG, dada la gran importancia estratégica que están adquiriendo estos factores en la toma de decisiones de muchos inversores.
Adicionalmente, la inversión ESG se basa en que las empresas que tienen más probabilidades de éxito a largo plazo y de generar una mayor rentabilidad para el inversor son aquéllas que se preocupan por sus clientes, por sus empleados, por sus proveedores, y por la sociedad en general, así como por el medio ambiente. De esta forma, el concepto ESG se centra en analizar la contribución de la empresa a la sociedad y en tratar de valorar cómo afecta a sus resultados actuales y futuros.
La inversión ESG también se utiliza como una métrica de riesgo, ya que las empresas que no cumplan con sus criterios podrían ser excluidas de importantes índices de referencia, o del universo de inversión de muchas entidades, lo cual podría limitar significativamente su acceso a los mercados, reduciendo su liquidez y encareciendo sus costes de financiación.
Todo ello sin tener en cuenta, además, los importantes riesgos reputacionales asociados a las malas prácticas empresariales en un contexto como el actual, en una sociedad que cada vez demanda con mayor intensidad que las empresas sean sostenibles, así como responsables con las personas y con su entorno.
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