Almacenamiento de energía y su potencial a futuro

Los sistemas de almacenamiento de energía son un conjunto de tecnologías que comienza a cobrar fuerza como un aliado de las energías limpias, pues permiten el uso de mayor cantidad de energía, lo que impacta de manera positiva, principalmente en la reducción de costos.
Durante los últimos años, la industria de las energías renovables ha visto en las baterías de litio la solución a su problema de almacenamiento, ya que al ser uno de los elementos más pequeños de la tabla periódica, el litio cuenta con un elevado potencial electroquímico y es capaz de acumular grandes cantidades de energía. Solo su elevado costo había apartado a estas baterías de convertirse en la principal tecnología de esta índole.
Sin embargo, dicha situación parece estar cambiando. De acuerdo con cifras de BloombergNEF, el costo de las baterías de ion de litio por kW/h se reducirá para el 2030 hasta en un 50%, a medida que la demanda repunta en dos mercados diferentes: almacenamiento estacionario y vehículos eléctricos.
Esto propiciará que las instalaciones de almacenamiento de energía a nivel mundial se multipliquen exponencialmente, desde los 9GW/17GWh implementados a partir del 2018 hasta los 1,095GW/2,850GWh para el 2040. Este aumento requeriría una inversión estimada de 662,000 millones de dólares.
Cabe destacar que, la energía eléctrica como tal no puede almacenarse y es necesario transformarla. Dependiendo de su capacidad, los sistemas de almacenamiento se dividen en: almacenamiento a gran escala (hidroeléctrica reversible (bombeo) y almacenamiento térmico) que se emplea con escalas de gigavatios (GW); almacenamiento en redes y en activos de generación (pilas y baterías, condensadores, superconductores y volantes de inercia) donde se trabaja con escalas de megavatios (MW); y, finalmente, almacenamiento a nivel de usuario final (baterías, superconductores y volantes de inercia) que se emplea con kilovatios (kW).
Con base a lo anterior, podemos decir que, nos encontramos ante una tercera Revolución Industrial, luego de la electricidad que fuera la primera gran invención de dicho periodo en el siglo XIX y la segunda donde distintos inventores convirtieron la energía eléctrica en una actividad industrial capaz de transformar la historia, y donde se añadieran además del carbón, otras fuentes de energía como el petróleo. Hoy, la revolución consiste no sólo en el desapego de los combustibles fósiles y la utilización de energías renovables y/o limpias, sino también en el almacenamiento de ellas.
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